Yo creo que todas las personas tenemos derecho a
disfrutar de un padre, una madre, y de una figura familiar que se está perdiendo ¡las tías solteras!
En este capítulo, he sido muy afortunada
y he tenido dos tías que cumplían todos los requisitos básicos del
papel: eran mayores que mi madre, eran muy, muy, pero que muy coquetas, a una de
ellas le fallaba el oído y a la otra la vista, lo que servía para que mi padre
-en su papel de cuñado- les tomara el pelo a discreción, aunque a él le fallaran
la vista y el oído al tiempo.
Mis dos tías fueron genio y figura de principio a
fin, eran la antítesis de mi madre -su hermana pequeña- en multitud de
detalles, por poner algún ejemplo, mi madre jamás se maquilló -se pintó, era la
expresión de la época- y a mis tías jamás las vi sin pintar, a mis tías les
encantaban los vestidos negros que les parecían elegantes y estilizaban la
figura, mientras que mi madre detestaba ese color porque lo asociaba al luto, ellas rubias de bote y mi madre negro azabache, y
así en casi todo, muy diferentes.
Voy a contaros algunas anécdotas vividas con mis tías, producto de su coqueteria:
En cierta ocasión, una de ellas le pidió a mi
madre que le presentara a su médico de confianza porque no se encontraba bien.
Estando en la consulta, el médico, lógicamente empezó a hacerle preguntas a mi
tía para rellenar la historia y una de las primeras preguntas fue la edad que
tenía. Mi tía empezó a contestar dubitativa: "Cuarenta y
.....". "¡Y nueve!" terminó mi madre la frase
precipitadamente y luego, en casa, nos dijo que no podía dejar que
mi tía engañara más al médico, que tenía: "Más de sesenta
años".
Uno de los problemas de quitarse años, cosa a la
que eran aficionadas mis dos tias, era que no se ponían de acuerdo previamente,
con lo que se convirtieron en un autentico fenómeno. Al hacer alguna gestión
para ellas necesité sus Documentos de Identidad y al revisarlos comprobé que
mis dos tías se llevaban 5 meses de edad, si, eso que habeis leido, hermanas de
padre y madre con fecha de nacimiento con 5 meses de diferencia ¡jajajaja!, la
realidad era que se llevaban unos cuatro años y además había otra hermana entre
ambas.
Y todo ese esfuerzo de ingenio, para que dentro
de un tiempo venga el antropólogo de turno a datar los restos y diga: "Unos dos mil años, cien arriba, cien
abajo".
Todo un ejemplo de genio y figura! Lo de quitarse años no es solo cosa de tus tías, conozco a muchas mujeres que ocultan su edad y a mi me parecen aún jóvenes. Si les hace sentirse mejor que se quiten los que quieran. Un besazo.
ResponderEliminarhttp://www.solaanteelespejo.blogspot.com.es/
Inma, yo también tengo tías solteras y me pasé mucho tiempo con ellas. Bueno, me pasé y me paso porque dos siguen al pie del añón con 90 y 89 años, respectivamente.
ResponderEliminarLa de 89, oficialmente no tiene edad y la que aparece en su DNI también está alterada.
Me reí mucho con tu relato porque está cargdo de ternura y de realidad.
Un beso