La charca de las patas

Un título elegante para este post hubiera sido "El lago de los cisnes", pero si me conocéis o sufrís un poco, estaréis de acuerdo conmigo en que el título elegido es mucho mas apropiado.

La Reina de la charca, esa soy yo, ahora mismo estoy recogiendo los restos del café con leche que he calentado en el microondas, bueno, el segundo café me lo he tomado, pero el primero se ha estrellado en el suelo de la cocina, el café, la leche y por supuesto el vaso, uuuffff,

Vereis, tengo un taco de años y cada vez me cuesta mas adaptarme a algunas cosas, en parte por los años y en parte por mi torpeza que soy la de la reina de las patosas.

Creo que soy la única de mis amigas que no cuenta con un teléfono smartphone, y es por lo siguiente, menos de 24 horas después de mi último cambio de teléfono, el nuevo ya se me había caído dos veces. Ahora ha cumplido un año y ya se me ha caído unas 20 veces, si, no exagero, la antepenúltima en  la farmacia y la ultima en la cocina ¿¿¿???? así que reconociendo mi torpeza, tiendo a adquirir terminales baratos, resistentes y que no sean demasiado sensibles porque al fin ¿para que? Y cuando hablo de caídas solo incluyo aquellas en que la batería ha salido por un lado, la tapa por el otro y el resto ni se sabe.

Y claro, mis amigas, muy modernas ellas, protestan y me hablan del famoso whatapps??? y a mí me entra la risa floja, que si, que será muy barato, mas que barato, gratuito, pero... a mi que me importa? Si cuando me llega un mensaje y empiezo a contestarlo, mi ineptitud me lleva a dejar el sms y llamar al remitente del mensaje porque tardo menos y me sale a cuenta, y es que además de patosa, soy muuuyyyy manazas.

Soy esa mujer que veis dudando antes de elegir una de las cajas del supermercado, pues si me veis, ya podéis elegir una caja distinta porque la que yo elija se quedará sin papel, se caerá el terminal o la cajera sufrirá un repentino ataque del Sindrome DeHuntingtonRecklinghausen.

Y soy también la que estando segura de que ha sacado el ticket del parking no lo encuentra, con toda la familia esperando y ella dando la vuelta a todos sus bolsillos, a su bolso, a todo, todo, no encuentra el dichoso ticket, ese que lleva en la mano....y, la que busca desesperadamente las gafas que lleva puestas, esa soy yo, desde siempre, la que es capaz de tropezar con su padre, pedirle disculpas y seguir adelante...

Y además una pata con una habilidad especial para caerse, para que se le caigan las cosas e incluso para tirar a los que están cerca.

La otra acepción de la palabra pato, la que se salva de la torpeza, parece incluir una promesa futura de transformación en cisne maravilloso, cosa de los cuentos infantiles, yo sigo esperando, hacia los 20 y pocos años tuve un amago de mutación milagrosa, pero duro muy poquito y nadie se dio cuenta de ello, así que no influyó en el curso de los acontecimientos y ni siquiera de mi auto estima, y ya estoy resignada, me conformo con no ser el patito feo, con ser solo una pata del montón.

Y así con casi todo, además reconozco que soy muy vaga, pero también me excuso con que me estoy quedando obsoleta por momentos...

Aunque os parezca mentira, trabajé en el Dpto. de Informática de una importante empresa, en una época ya casi olvidada en que para arrancar un ordenador solo necesitabas un disquete floppy (venga, juventud a buscar en google lo que era eso) y conocer los parametros modificables de tres ficheros: autoexec.exe, config.sys y el command.com y con eso eras el rey del Mambo, pero ahora, cuando se ejecuta el antivirus de mi ordenador me dice que tiene casi 500.000 archivos del sistema, ignotos e inalcanzables y que ni se me ocurra tocarlos ¿¿¿¿???? y eso me hace recordar con nostalgia aquella época en que de una sucursal de pueblo llamaron a un compañero para avisar que una aplicación informática no "arrancaba" y mi compañero le preguntó
-¿Cuantas Kas tiene tu ordenador?
-¡Una!
-¿Una?
-Ah! No!, bueno...dos; Una mayúscula y otra minúscula

Pues ahí estoy yo, en que mi cerebro solo tiene una K o ¿Dos"